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Mostrando las entradas etiquetadas como versos a la musa de este amor.

Mi carta mil dos

Hoy escriben estos versos mis lagrimas y mi corazón que con este llanto te dicen adiós. Muchos son los  días en los que perdí este amor rogándole  al cielo que me la devuelva por dios. Estrellas que se apagan en las noches sin  pasión en las que escribo estos versos llorando mi corazón. Aulló  a esta luna que nos une a los dos tu en la  lejanía pero siente mi corazón. Mis lagrimas inunda el papel donde me despido de vos con un no te olvido grabado en mi corazón. 

Maldita distancia

Maldita la distancia que recorre este mundo. Mis miedos son el poder que controla mi cuerpo. Tarde tras tarde recorro el sendero que me lleva a ese lugar mágico, al lugar idilio donde una maravillosa tarde apareciste y golpeaste con fuerza mi vida. Fuiste ese aire oceánico que mueve las velas de mi velero, la tempestad que lo hace zozobrar en estas aguas llamadas amor. Me vi en el desamparo de una soledad latente, que arde en mis cenizas aquellas cartas que escribía, aquellos poemas que con locura entraban en mi mente. Rompiste mis sueños, esos que noche tras noche vestían mis musas de los colores de tu sonrisa, del color de tus ojos. Apagaste cada una de las estrellas que guiaban mi camino, cada una de las letras que agonizaban en los llantos de soledad, en la laguna del olvido. Pasaste como un huracán, pusiste patas arriba todo aquello que construí en tanto tiempo. Reventaste mis ilusiones como si de cristal se tratase, jugaste con este corazón que a sabiendas que te quería t
Con este temor que hay en mi corazón escribo estas palabras dedicadas a aquella que tatas lagrimas me ha hecho derramar. A aquella que rompió mi alma en mil pedazos, mi corazón echo añicos y seco las cuencas de mis ojos. Aquella que en una sola tarde rompió mis sueños  ilusiones, tiro por tierra todo lo que estaba en este mundo. He llorado tanto como para llenar un océano, mis lagrimas de dolor y soledad caen por estas mejillas que no olvidan, que se duelen en los recuerdos de tu presencia, que te recuerdan noche tras noche tras noche volviendo mi mundo mas loco si se cabe. Mis palabras siguen cayadas, pasaron del miedo a perderte al silencio eterno, al que nunca vuelvas a escuchar los latidos de este estúpido corazón que una tarde entregue en bandeja y que devoraste como mi alma.  El camino sigue, los escoyos no son mas que chinas en mis zapatos, levanto y vuelvo caer bebiendo de la fuente del olvido y secando mis lagrimas con la almohada que tantas veces consoló mis llant