Para dedicar a una mujer especial

  Quizas mi vida siempre ha cabido en un papel, mi pasaporte siempre esta en blanco y mi alma cansada y polvorienta de amar a una mujer que no me quiere. Se que he perdido cada uno de aquellos momentos en los que me soñe mas importante, que perdi aquello que siempre he querido, que clave mis ojos en esa paloma blanca que no deja de volar tan alto que no se alcanza con la mirada. Se que no eres el reflejo de mi vida, de esa sonrisa que se clava en mi alma, de ese te quiero que se queda esclavo en cada uno de los cien te quiero que ahora se pronuncian. Se que no soy fuego, que tu eres leña y que solo te queman en el alma de quien amas, amame para que el rescoldo de este amor mantenga la llama en la oscuridad de esta noche y sea quien alumbre nuestros pasos en la penumbra de este camino.

Así  continua, día tras día, despertando de un sueño y entrando en otro. Despertaba con la imagen de esa mujer, de esa que apenas hacia una semana que conocía, pero que cada vez entraba mas en mi vida. Cambio todo, la rutina ya no era rutina, me gustaba ir, porque sabia que ella estaba allí, porque por muy mal que fuera a ser el día, por muy largo que se propusiese, sabia que al final la vería. Así  paso una semana y después otra, y cada vez ella me atraía mas, me encantaba compartir pequeños ratos con ella, ya fueran con gente cerca o los dos, daba igual que conversación tuviéramos, para mi era especial. Me alegraba con tan solo ver que ella estaba allí y me entristecía cuando me venia, porque abandonaba su presencia y volvía a esta soledad a la que llamo rutina.